JOSÉ CAMPANARI. EL ARTE DE CONTAR HISTORIAS DE VIVA VOZ
José Campari es actor, director teatral, autor, contador de historias y mucho más que descubrirán en la entrevista. Es un artista que nos invita a viajar por universos y con su sensibilidad despeja la mirada que se adormece con la rutina. Conocí personalmente a José a comienzos del año dos mil en Santiago de Compostela en España. Desde ese momento me cautivó su trabajo y su coherencia en la vida. Hace mucho deseaba hacer esta entrevista y al final llegó. Hamlet Lima Quintana, con el siguiente fragmento de su poesía “Gente necesaria”, pone en palabras a la gran persona que comienzan a conocer a continuación.
“Hay gente que con solo abrir la boca
llega hasta todos los límites del alma,
alimenta una flor, inventa sueños,
hace cantar el vino en las tinajas
y se queda después, como si nada.”
llega hasta todos los límites del alma,
alimenta una flor, inventa sueños,
hace cantar el vino en las tinajas
y se queda después, como si nada.”
Primero quería preguntarte si seguís en Santiago y cuántos años hace que vivís en España?
Llegué a España en 1999 para quedarme unos seis meses por aquí y estoy por cumplir los veintidós años. Viví en Santiago de Compostela durante unos catorce año y luego me mudé a Lugo, donde resido actualmente.
¿Dónde naciste José?
Nací en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Para ser más exacto en el barrio de Chacarita, a doscientos metros del cementerio.
¿Dónde transcurrió tu infancia?
Mi infancia transcurrió en el Barrio de Chacarita, fui al colegio parroquial San Roque en el barrio de Villa Ortuzar y el secundario lo realicé en la escuela técnica Ingeniero Enrique Hermitte, en Villa Crespo, donde egresé con el título de Maestro Mayor de Obras.
MI infancia transcurrió en el barrio con mis visitas al centro para ir al cine y al teatro.
¿Cómo eran tus días de niño?
Tuve una infancia feliz. Mis padre me criaron en el disfrutar cada día con lo que hay. Tuve muchos amigos y una familia muy grande que se reunía con frecuencia. Los domingos mi madre cocinaba para buena parte de la familia que venía a comer a casa y pasábamos el domingo alrededor de la mesa. Luego de comer venía una larga sobremesa de charlas, juegos de cartas y las personas pequeñas salíamos a jugar a la calle hasta la hora de la merienda.
Con mis amigos nos juntábamos a jugar en la calle o en casa de alguno. Pero también disfrutaba mucho jugando solo en casa, haciendo manualidades, maquetas, de casas, jugando con botones, cocinando…
¿Cómo se proyecta aquella época a tus días actuales?
Bueno siempre supe entretenerme de manera creativa. Y esa creatividad me acompañó todo la vida y se fue reconduciendo en cada etapa, tanto en mi aprendizaje como en mis ratos de ocio.
También mantengo la costumbre de juntarme con gente amiga y con familiares (tanto los de sangre como los de adopción que fui encontrando en mi camino en el extranjero).
Disfrutar de lo que la vida me ofrece cada día es algo importante en mi vida.
He aprendido muchas cosas de las personas mayores de mi familia y eso me da una buena base para seguir mi vida sostenida en valores básicos que me permiten ser quien quiero ser sin hacer daño a mi entorno, cosa que creo fundamental para que cada quien sea quien y como elije ser.
¿Cómo llegaste a tu vocación?
Siempre me gustaron las artes escénicas como espectador y también subirme al escenario. Desde pequeño participé en los actos escolares, en el coro de mi escuela, en algún grupo folklórico. Nunca pensé que mi oficio estaría relacionado con las artes. De pequeño quería ser cocinero, influenciado por el oficio de mi madre. Luego estudié construcciones y empecé a estudiar arquitectura. Trabajé como dibujante. Y mientras todo ocupaba buena parte mi vida, también me apunté al grupo de teatro y al coro de la Universidad y después de un curso de animación lúdica y empecé a trabajar en cumpleaños y eventos para público infantil. Y pasito a paso llegué al teatro el camino me fue llevando por otras artes.
¿Cómo fueron tus inicios?
Mientras llevaba mi vida como comento en mi respuesta anterior, me acerqué a un lugar que estaba cerca de casa donde había talleres de expresión corporal, danza, música y teatro.
Yo conocía el trabajo de Hugo Midón y el formaba parte del personal docente de esta lugar que se llamaba Juglaría.
Me apunté para tomar clases con Midón y luego mi curiosidad me llevó a meterme en otras actividades. Hice expresión corporal con Perla Jarintosky y Mónica Penchasky, que tenían como acompañantes musicales a Eduarde Segal y Carñso Gianni. Hice danza con Doris Petroni y también didáctica de la expresión corporal. Esos fueron mis primeros años, pero luego se fue ampliando mi formación con otras personas de diferentes disciplinas que me permitieron crecer en mis conocimientos del trabajo en escena, tanto dentro y fuera del escenario, y también me fueron formando en mis inicios como docente de arte.
Tuve la suerte que la vida me llevara a Jugaría para empezar mi camino artístico tan bien acompañado.
¿Qué papel jugó y juega la curiosidad en tu vida?
La curiosidad es el motor de mi vida. De no ser curioso no estaría donde estoy, tanto en lo persona como en lo profesional. EL ser curioso fue lo que me llevó a pasar de una cosa a otra en cuanto a mi profesión. Hacer un aprendizaje con base en el ensayo y error. Y por otro lado viajar hasta encontrar mi lugar en el mundo. Aunque más allá de vivir de un lado y otro del océano, desde 1995 hasta 2015 (que me retiré parcialmente del escenario por temas de salud) no he parado de viajar por varios lugares de América y Europa, para participar en festivales, programaciones, impartir talleres, dirigir teatro, dar conferencias y promocionar mis libros. Todo esto y lo que vendrá gracias a mi curiosidad.
Sos un artista con muchas facetas: actor, director teatral, contador de historias, autor. ¿Hoy en dónde te sentís mejor?
¿Por qué?
Esto me recuerda a esa pregunta que nos hacen en la infancia: ¿A quién quieres más? ¿A mamá o a papá?
A decir verdad cada cosa tuvo su tiempo y algunas de esas facetas las realicé en simultaneo. No puedo elegir una en particular, en los últimos años, antes de bajarme del escenario, repartía el tiempo entre todas mis facetas artísticas, sin dejar en ningún momento mi faceta como docente, que en los últimos quince años estaba centrada en el arte de contar historias de viva voz.
Me gusta ese hormigueo que recorre el cuerpo cuando me subo al escenario. Esa sensación de parto que tengo cuando se estrena un espectáculo que dirijo o recibo un libro de mi autoría recién salido de la imprenta. O el revuelo creativo que se produce cuando imparto un taller o coordino un laboratorio.
Pero lo que más me gusta en todos los casos es el proceso creativo. Disfruto mucho cuando una idea empieza a darme vueltas en la cabeza y va buscando la forma en que quiere materializarse.
¿De que se nutre tu universo como artista?
MI universo se nutre de la vida cotidiana, de lo que escucho, de lo que veo, de lo que huelo… Siempre ando con las antenas despiertas tratando de captar cualquier idea que vuele por el aire. Transito mi vida como si fuera un gran mercado en el que hago la compra: Una compra que se basa en la curiosidad, en la observación y en el pensamiento. Mirar la vida para contarla, de una u otro manera.
También se nutre de ser espectador de todas las artes y tengo muchos referentes entre los que puedo mencionar Lewis Caroll, Anthony Browne, Magritte, Pina Bausch, Dalí, Miró, Alfredo Alcón, Norma Aleandro, China Zorrilla, Joan Brossa, Chema Madoz y muchos otras personas de distintas disciplinas artísticas y por supuesto mis maestro y maestras.
Sin olvidar todas las personas de mi entorno que me enseñaron las cosas importantes de la vida, fundamentalmente en mi infancia.
¿Qué es “el arte de contar historias de viva voz”?
EL arte de contar historias de viva voz, es ni más ni menos que utilizar la voz y el gesto para compartir historias con un auditorio. Claro que esta tarea, aparentemente sencilla, tiene sus vericuetos.
Yo suelo compararlo habitualmente con el arte culinario. Podemos cocinar para comer, para alimentarnos, incluso para compartir una elaboración con gente de nuestro entorno, pero no por eso estamos desarrollando el arte culinario en todo su esplendor. Lo mismo sucede con este arte de contar, todos podemos contar algo que hemos vivido, visto o escuchado, pero ponernos en un espacio escénico para desarrollar este oficio requiere de mucha preparación.
No es solo contar una historia, es entrar en comunión con el público, invitarle a hacer un viaje por un universo onírico. Es un arte que se desarrolla con el público y no para el público.
Así como el arte culinario tiene como objetivo alimentar el cuerpo a través de un viaje de olores y sabores, el arte de contar historias tiene como objetivo alimentar el alma haciendo un viaje por las emociones.
¿Qué papel juega el silencio en contar una historia?
El silencio tiene un papel muy importante para contar una historia.
EL silencio está presente en el previo a contar. Contamos desde el silencio que nos permite escuchar nuestra voz interior.
Contamos en el silencio, ese silencio necesario para poder empezar a hablar.
Contamos con el silencio, utilizándolo para generar ritmo, emoción, intriga. Digamos que para que la historia respire y haga su periplo con comodidad
EL silencio es una herramienta fundamental a la hora de contar.
Podrías darles algún consejo a una persona que quiere acercarse al arte de contar historias.
Como primer consejo es que como en todas las artes, además del talento natural, es muy importante la formación.
Y que haga un momento de silencio para escuchar su alma y descubrir que es lo que tiene para contar. Siempre hay algo que hemos aprendido que nos ha servido como base de nuestro camino.
Algunas vez me dijeron que el arte de contar historias de viva voz es un oficio de sabios. Con el tiempo entendí que solo podemos hablar de aquello que sabemos. Eso es lo que nos hace sabios.
Podes conocer más sobre el trabajo de José Campanari en: http://campanari.blogspot.com/
Pablo Varela